El maná se agota: caen un 43 % las subvenciones a empresas
Las administraciones inyectaron 127 millones en las firmas gallegas, frente a los 222 del año anterior
La tijera que han tenido que aplicar las administraciones para cuadrar sus cuentas y ajustarlas al sacrosanto objetivo del déficit ha podado también, hasta mínimos históricos, las ayudas que los distintos gobiernos (estatal y autonómicos) consignan cada año para impulsar la actividad empresarial y mantener a flote aquellas firmas más castigadas por la coyuntura económica.
Así lo confirma un informe de la agencia de rating española Axesor, que cifra en poco más de 127 millones las subvenciones recibidas el año pasado por las empresas gallegas, lo que supone un desplome del 43 % respecto al 2012. El retroceso es todavía mayor, del 54 %, si las ayudas del 2013 se comparan con la media recibida cada año en los anteriores ejercicios de la crisis (2008-2012). Claro que este promedio está adulterado por la inyección extraordinaria de fondos que supuso el plan E, con el que el Gobierno de Zapatero quiso intentar frenar la sangría de desempleo mediante un plan de obras públicas que, según después evaluó el Tribunal de Cuentas, carecían de interés público e incumplían los objetivos marcados en el programa de inversiones -entre ellos, el de crear empleo- en un 70 % de los casos.
Frente a los 5.619 millones de fondos públicos que se inyectaron en las sociedades mercantiles en el 2009, año de ejecución de ese macroplan inversor, el año pasado las empresas españolas recibieron solo la mitad que entonces, 2.817 millones de euros, que suponen un retroceso del 7 % respecto al ejercicio anterior. Cifra a la que hay que sumar otros 2.206 millones aportados por la Administración a autónomos, cooperativas, sociedades agrarias y otros entes no mercantiles.
Más ayudas autonómicas
El recorte es especialmente acusado en las ayudas del Gobierno central, que ha dejado de ser el principal sostén de las empresas españolas, con una aportación de 1.038 millones, mientras que las comunidades se rascaron el bolsillo para intentar paliar esa caída y liberaron 1.779 millones.
Una tendencia que se reproduce en Galicia, donde la Xunta y sus organismos dependientes aportaron dos de cada tres euros recibidos por las compañías de la comunidad. En total, dedicaron a ayudas más de 85,7 millones de euros (un 17 % menos que el año anterior), mientras que el Estado tan solo inyectó 41,3 millones, lo que supone un 65 % menos que en el ejercicio anterior, cuando había contribuido con casi 119 millones al sostenimiento del tejido empresarial gallego.
Frente a las cifras gallegas, Madrid emerge como la región más subvencionada, al menos en términos absolutos, beneficiada por el efecto sede de las principales empresas del país. El año pasado recibió cerca de 428 millones y, pese a que también sufre un severo tijeretazo, es una de las cuatro comunidades en las que el Estado sigue aportando más fondos que el Gobierno autonómico.
Por tamaño de empresa, la gran empresa fue la más castigada por el recorte de las ayudas, ya que solo recibió un 17,8 %, mientras que las pymes vieron cómo e incrementaba en un 10,9 % su pedazo de un pastel -eso sí- menguante. El tajo, además, no ha sido homogéneo entre los diferentes sectores. Ha habido algunos especialmente castigados, como las industrias extractivas, cuyas subvenciones se desplomaron un 86 % en solo un año, mientras que la banca fue la más mimada por las administraciones, que le inyectaron un 200 % más de fondos que el año anterior.
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